Por Zhao Hui y Huang Shunda LIMA, 12 nov (Xinhua) — Entre China y Perú se extiende el vasto océano Pacífico. En el siglo XVIII, el poeta británico Samuel Johnson evocó esta distancia con el verso «de China a Perú», lamentando la lejanía entre los confines del mundo. Sin embargo, con el tiempo, un grupo de «enviados» amistosos han logrado acortar esa distancia, haciendo que estos dos países se perciban como vecinos cercanos. «La felicidad de la vida radica en la amistad íntima», expresó el presidente chino, Xi Jinping, refiriéndose al profundo vínculo emocional entre los pueblos de China y Perú. Un aprecio por la amistad continúa inspirando a nuevas generaciones, que se esfuerzan por transmitir este legado a través de intercambios bilaterales cada vez más dinámicos. MAESTRO DE TODOS LOS SINÓLOGOS PERUANOS El Centro de Estudios Orientales (CEO) de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) alberga cerca de 600 libros sobre China, entre los que destacan las obras del sinólogo peruano Guillermo Dañino, como «Reportaje proveniente de China», cuyas páginas amarillentas atestiguan su profundo vínculo con el país asiático. En noviembre de 2016, durante su visita a Perú, el presidente Xi destacó a Dañino en su discurso ante el Congreso, expresando su admiración. «El Sr. Dañino ya tiene 87 años, y dicen que sigue empeñándose en visitar China cada año. Le hago llegar mi alta estima», comentó. Gracias a sus palabras, se dio a conocer la importante contribución de Dañino en los intercambios culturales entre ambos países, así como su legado literario, que incluye «Poemas de Li Tai Po» y «Enciclopedia de la cultura china». «Estoy muy feliz de este reconocimiento», dijo Dañino a Xinhua en noviembre de 2016. «Si hubiera otra vida después de la muerte, preferiría ser chino, empezar a aprender chino desde la infancia y estudiar la cultura china toda la vida, para presentarla a más gente». Patricia Castro Obando, profesora en el mismo centro, consideró a Dañino el «maestro de todos los sinólogos peruanos». Aseguró que fue pionero en la enseñanza de la cultura china en Perú y que «plantó la semilla» de esta cultura en muchos jóvenes. Castro recordó vívidamente su primera clase con Dañino en 1991. «Lo primero que aprendí de él fue esta frase: ‘De cualquier grupo, siempre hay alguien de quien puedo aprender’. La escribió en la pizarra el primer día y dijo que se necesitaba toda una vida para explicarla». Dañino vivió y trabajó en China durante más de 20 años. Además de enseñar español, recorrió casi todo el país, aprendió chino desde cero y tradujo obras literarias chinas antiguas. A los más de 80 años, compiló y publicó «Enciclopedia de la cultura china», una valiosa herramienta para los lectores hispanohablantes interesados en China. Según Castro, Dañino explicaba cómo los chinos perciben la naturaleza a través de elementos de la poesía china, como el simbolismo de la luna, las montañas y los ríos. «Decía que la cultura china estaba presente en todas las disciplinas», agregó. Castro visitó China por primera vez en 2003 y, al igual que Dañino, ha vivido y trabajado allí durante más de 20 años, profundizando su conocimiento sobre la cultura china. Ha publicado obras como «Amar el amor: Antología de 38 poetas chinas de la antigüedad». Recordó que hace más de 30 años Dañino ya creía firmemente que «solo era cuestión de tiempo para que China alcanzara sus sueños de renacimiento cultural», una idea con la que Castro se identificó profundamente. En 2020, Castro retomó la enseñanza de Literatura China en el CEO y amplió los cursos sobre China a otras facultades, continuando el legado de Dañino. Se dedicó a formar a una nueva generación de estudiantes para «entender a China desde su propia perspectiva y construir un puente de diálogo cultural». Sobre la Iniciativa de Civilización Global propuesta por Xi, destacó que contribuye a fortalecer una relación bilateral sólida y equilibrada con China, basada en el beneficio mutuo y el aprendizaje compartido. REPORTERO QUE MUESTRA LA VERDADERA CHINA «Recién hace medio siglo emergida de un farragoso feudalismo que duró más de dos milenios, la sociedad china está asombrando ahora al mundo por su portentoso desarrollo económico y social», escribió Antonio Fernández Arce en su libro «China: El asombro». Fernández Arce, otro amigo peruano mencionado por el presidente Xi en su discurso ante el Congreso de Perú en 2016, fue profundamente marcado por la revolución china desde su juventud. En 1960, visitó China por primera vez con una delegación de periodistas latinoamericanos y decidió quedarse. En 1970, cuando planeaba regresar a Perú para ver a su padre, el primer ministro Zhou Enlai le expresó el interés de China en establecer relaciones diplomáticas con Perú. Fernández Arce asumió esta misión, trabajando activamente para fortalecer los lazos entre ambos países. Esta experiencia quedó reflejada en su libro «China: El asombro». Durante más de 30 años en China, publicó otras obras como «China, rostro del tiempo» y «Monumentos a la eternidad», contribuyendo al entendimiento y la amistad entre China y Perú. En su discurso, Xi elogió los reportajes de Fernández Arce, destacando que contribuyeron a «mostrar al pueblo latinoamericano la realidad de China». Al recordar esta mención, Lourdes Fernández Esquivel, hija de Fernández Arce, comentó a Xinhua que toda la familia se sintió profundamente emocionada. Inspirada por su padre, se dedicó al periodismo y, desde 2004, trabajó durante 18 años como presentadora de noticias en español en un medio chino. Desde pequeña, Fernández Esquivel recordaba ver a su padre trabajando en su máquina de escribir en China, lo que despertó en ella tanto su personalidad como su vocación de ser periodista. «Siempre tuve la cara de quien sabe que quiere ser periodista», comentó. En 2015, quedó particularmente impresionada por su experiencia periodística en Xizang. Transformó lo que vio y escuchó en reportajes, presentando objetivamente a las audiencias extranjeras un Xizang estable, próspero y en constante cambio. Como reportera, ha sido testigo de muchos momentos clave en el desarrollo de China y en los intercambios entre Perú y China. En 2018, recibió el Premio de la Amistad otorgado por el Gobierno chino. A sus ojos, el sistema democrático de China, aunque distinto al occidental, es eficaz y vital. «El presidente Xi y los políticos en China son elegidos por su vocación de servicio, por años de dedicación a su comunidad. Crecen desde abajo, se forman en el servicio público y la atención. Esa es la gran diferencia y el éxito de China», destacó. EMPRESARIA QUE SIEMPRE TUVO UN CORAZÓN CHINO En octubre de 1849, un barco con 75 trabajadores chinos llegó al puerto del Callao en Perú, marcando un hito en la historia de la comunidad china en el país. Hoy, Perú alberga la mayor población china de América Latina. En vísperas de su visita a Perú en 2016, Xi Jinping escribió un artículo firmado para el diario El Comercio. «Ellos trabajaron arduamente junto al pueblo peruano, aportando positivas contribuciones a la construcción nacional del Perú, convirtiéndose también en los primeros embajadores de la amistad en difundir la cultura china en el Perú», detalló Xi en el artículo. Teresa Joo de Siu, líder patriótica de los chinos peruanos de ultramar, fallecida en marzo de este año, fue una figura destacada en la comunidad china en el país sudamericano. China-peruana de segunda generación, dedicó su vida a promover la amistad entre ambos países. Durante la Guerra de Resistencia del Pueblo Chino contra la Agresión Japonesa, Teresa Joo y otros compatriotas organizaron actividades benéficas para recaudar fondos en apoyo a China. Tras la fundación de la República Popular China, asumió el cargo de editora en jefe del periódico La Voz de la Colonia China, enfrentando grandes presiones por su respaldo al Gobierno chino. Asimismo, jugó un papel clave en el establecimiento de las relaciones diplomáticas entre Perú y China en 1971 y realizó innumerables viajes a China para fomentar los intercambios culturales. Su amor por China la llevó a enviar a su hijo, Santiago Siu Joo, a estudiar en China a los 11 años, animándolo a echar raíces allí. Siu Joo recordó con emoción que su madre siempre tuvo «un corazón chino» y que regresó a China casi todos los años hasta los 90, inspirando a su familia a seguir su legado. Para su hijo de cariño, Liu Lei, Teresa Joo siempre priorizó los asuntos de Estado sobre los familiares e impulsó, llena de pasión y energía, los intercambios económicos, comerciales y culturales entre los dos países, incluso en sus últimos años. «Ella siempre nos decía que ‘me estoy haciendo mayor, pero todavía me falta mucho por hacer para estrechar los lazos entre Perú y China’. Esperaba que nosotros, la generación más joven, pudiéramos seguir haciéndolo», recordó Liu. Rubén Tang, también inspirado por este legado, fue el fundador del Instituto Confucio de la Pontificia Universidad Católica del Perú, que, inaugurado en 2009, fue el primero de su tipo en el país. Como chino peruano de tercera generación, Tang ocupó el cargo del director del instituto durante 11 años, contribuyendo significativamente a la enseñanza del chino en Perú. Tang destacó que, con el auge de la influencia de China y su creciente relación con Perú, surgió un fuerte interés por aprender chino. Se mostró entusiasmado al ver cómo cada vez más jóvenes eligen estudiar en China y diversifican sus áreas de estudio. El 5 de noviembre, se celebró el Coloquio de lectores chinos y peruanos sobre el libro «Xi Jinping: La gobernación y administración de China», en el que Tang analizó la obra y compartió sus reflexiones. Según Tang, las iniciativas propuestas por Xi son clave para comprender el proceso de desarrollo y modernización de China. «Estas políticas, de alguna manera, ayudan al sostenimiento y preservación de la relación bilateral, haciendo que sea más cercana, permanente y sostenible a lo largo del tiempo. Como descendientes chinos, tenemos la responsabilidad de transmitir el testigo de la amistad Perú-China de generación en generación», explicó. Fin