Por Zhao Hui y Huang Shunda BEIJING, 3 dic (Xinhua) — La Conferencia Mundial del Idioma Chino se celebró recientemente en Beijing, a la cual el presidente chino, Xi Jinping, envió una carta para felicitar al Instituto Confucio por el 20º aniversario de su establecimiento, destacando que el idioma chino encapsula la sabiduría milenaria de la civilización china y es un importante producto cultural público que China ha aportado al mundo. A pesar de la distancia geográfica, el interés por aprender el idioma chino en Perú se ha masificado en las últimas dos décadas. Gracias a las instituciones educativas multidimensionales del idioma chino, los chinos y peruanos están aunando los esfuerzos para construir puentes de conectividad lingüística, de comprensión y confianza mutua, y también de aprendizaje mutuo entre civilizaciones. CUATRO INSTITUTOS CONFUCIO En el campus de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), se erige una estatua de bronce del pensador chino Confucio, en conmemoración del quinto aniversario de la fundación del primer Instituto Confucio del país andino. Durante los años 2009 y 2010, cuatro Institutos Confucio se inauguraron sucesivamente en las ciudades peruanas de Lima, Arequipa y Piura. Como uno de los testigos más directos de ese auge, Rubén Tang lo consideró como resultado del creciente interés peruano puesto en China, debido a «la importancia que iba teniendo China a nivel internacional». Según el fundador y exdirector del Instituto Confucio PUCP, aunque la historia de la inmigración masiva de chinos a Perú se remonta al año 1849 y se estima que el 10 por ciento de la población peruana llevan sangre china en sus venas, la mayoría de los descendientes chinos no saben hablar ni escribir el mandarín. «Algunas familias de descendencia china hablan los dialectos de cantonés o hakka, pero no hablan el mandarín. Hace 15 años, los peruanos, incluso los descendientes chinos como yo, no podían encontrar academias particulares de enseñanza formal del mandarín ni solicitar becas universitarias de China al verse limitados por el idioma», recordó Tang. Ese panorama cambió gracias a la inauguración de los Institutos Confucio. Al registrar un entusiasmo cada vez mayor hacia el aprendizaje del idioma y cultura chinos, la matrícula anual del Instituto Confucio PUCP ha crecido de unos 300 a más de 5.000. «Incluso durante la pandemia de la COVID-19, los alumnos no disminuyeron, sino que aumentaron, porque no solamente estudiantes que vivían en Lima, sino en otras ciudades, incluso a nivel internacional, se matricularon para estudiar el chino a través de los cursos online», remarcó Tang. Lo que le llena de mayor satisfacción es observar cómo un número creciente de jóvenes peruanos aspiran a cursar postgrados o doctorados en prestigiosas universidades chinas, tras recibir formación en mandarín en el Instituto Confucio PUCP. Estos estudiantes se convierten en auténticos puentes vivos que promueven el entendimiento mutuo entre Perú y China. «Los alumnos han visto con buenos ojos decidir estudiar en las universidades chinas, en vez de las estadounidenses y europeas. Y la nueva generación no está considerando solamente conocer la cultura, la lengua, la filosofía y la literatura, sino también especializarse en las áreas multidisciplinarias, como el conocimiento mucho más profundo de la economía china, del sistema político, del derecho, de las artes», resaltó Tang. A su vez, Zhao Lihong, subdirectora del Instituto Confucio PUCP, señaló que en 2021 se lanzó una nueva línea de enseñanza virtual para niños de hasta solo 5 años, a fin de satisfacer la creciente demanda por conectarse con China. «Tras combinar los nuevos cursos virtuales con los presenciales, tuvimos que contratar a más profesores locales para completar el plantel docente, que son actualmente 14 chinos y 26 peruanos», detalló Zhao. Nathalia Quispe es una de esas nuevas profesoras. Tras graduarse de una maestría en pedagogía internacional del chino de la Universidad de Lengua y Cultura de Beijing, ingresó en julio de este año en el Instituto Confucio PUCP, dictando online clases de idioma chino tanto a adultos como a niños de 8 o 10 años. «El chino mandarín es sin duda alguna el idioma más difícil para aprender. Pero ahora con la mayor presencia china en Perú y el liderazgo que ocupa China en el desarrollo tecnológico y la inteligencia artificial, los jóvenes consideran a China como oportunidad hacia el futuro y abrazan con mayor entusiasmo el aprendizaje del chino», acotó Quispe. CARRERA DE TRADUCCIÓN E INTERPRETACIÓN CHINO-ESPAÑOL El 28 de noviembre, el Instituto Confucio de la Universidad Ricardo Palma (URP) organizó la segunda Feria Laboral de Empresas Chinas, en la cual participaron 15 compañías del país asiático, entre ellas Cosco Shipping Ports Chancay Perú S.A. Miles de postulantes, muchos de los cuales manejan el mandarín, se presentaron a la feria con la aspiración de lograr una oportunidad laboral. En 2011, el Instituto Confucio URP estableció la carrera de traducción e interpretación chino-español, convirtiendo a la URP en la primera y única institución educativa superior en Sudamérica que incluye la traducción e interpretación chino-español en sus cursos profesionales oficiales. La carrera de traducción e interpretación chino-español tiene una duración de cinco años y como parte de su formación, los estudiantes pueden participar en un programa de intercambio en su tercer año para estudiar durante un año en la Universidad Normal de Hebei, en China. De pasar el nivel 3 o 4 de la prueba oficial del chino HSK, los estudiantes están calificados para solicitar becas del Instituto Confucio para estudiar en las universidades más prestigiosas de China, tales como la Universidad de Pekín, la Universidad de Fudan, la Universidad de Nanjing, etc. Hasta la fecha, más de 300 estudiantes de esta carrera se han graduado y muchos de ellos se han incorporado en las empresas chinas, que han invertido unos 30.000 millones de dólares en los sectores de minería, electricidad e infraestructura de Perú. En ese sentido, Cecilia Tello, directora del Instituto Confucio URP, afirmó que en la actualidad aproximadamente 200 empresas chinas operan en el país andino, lo que ha generado una demanda de traductores e intérpretes para promover la integración y solidificación de las mismas. «El mercado laboral ha llevado a que los estudiantes vean el chino como una posibilidad de desarrollo personal y profesional. También ofrecemos cursos del idioma chino para los alumnos de ingeniería, arquitectura y otras carreras, quienes son conscientes de que China es un socio estratégico para Perú», manifestó Tello. Al recordar que este año conmemora el 175º aniversario de la llegada del primer grupo de chinos a Perú, la directora anunció un ambicioso proyecto de crear el primer museo digital de la inmigración china para mostrar «la valiosa contribución» de esa comunidad en Perú. «Nos vamos a demorar por lo menos un año, porque debemos buscar las evidencias de los inmigrantes, hacer entrevistas, recolectar sus historias, y lo vamos a publicar en Internet, en una plataforma especial», reveló Tello. Recientemente, el Instituto Confucio URP instaló una sede en Cusco, capital histórica del Imperio Inca, con el objetivo de formar a guías y policías turísticos profesionales con conocimientos de idioma chino, para satisfacer «esa demanda que aún no está cubierta». COLEGIO PERUANO-CHINO Cada septiembre, el Colegio Peruano-Chino Juan XXIII dedica una semana entera a celebrar la cultura china y exhaltar la fraternidad entre ambos países, con exhibiciones de las milenarias artes del wushu, las melodías del erhu, tambores y danzas tradicionales chinas, protagonizadas por los estudiantes de diferentes niveles. «La Semana de la Cultura China es una tradición muy importante de nuestro colegio, en la cual colocamos todo lo que podemos aprender de China con mucho respeto y lo incorporamos en una vivencia muy significativa de los aprendizajes de los estudiantes», explicó la directora del colegio, Jennifer Paján. Fundado en 1962, la institución privada, que ofrece servicio educativo para los niveles inicial, primaria y secundaria, inicialmente matriculaba solo a los descendientes chinos y poco a poco abrió también sus puertas a las comunidades locales, enriqueciendo la interculturalidad como unos de sus más distinguidos atributos educativos. Según Paján, los estudiantes de todos los niveles aprenden el idioma chino como una asignatura obligatoria, además de practicar el salto de soga y de palos de bambú en las clases de deporte e incluso utilizar el ábaco chino para hacer cálculos matemáticos. Desde 1990, la Semana de la Cultura China se ha convertido en una celebración anual, en la cual destaca el concurso de ábaco el cual es «muy bonito», aseguró la directora del colegio, y agregó que se genera «un silencio total y en el escenario y solamente se escuchan los sonidos del uso del ábaco». Al inicio de este año, con la guía de maestros chinos, los talentosos alumnos empezaron a recibir la formación profesional para aprender a tocar el erhu, también conocido como violín chino, y las danzas chinas. En las vacaciones de julio y agosto viajaron a Beijing para ensayar y presentarse en los escenarios más prestigiosos de China como el Gran Teatro Nacional. «Además de haber ampliado mi conocimiento sobre la cultura china y mis habilidades en la danza, gracias a los profesores también he mejorado como persona. Es un viaje que me ha cambiado la vida», narró Kiana Salgado, estudiante de cuarto de secundaria. Para la directora del colegio, el idioma es una interpretación muy fina de la cultura y una cosmovisión muy importante, por lo cual «anhelo particularmente que mis estudiantes cada vez se esfuercen más por aprender el idioma chino». «Esto les abriría una puerta muy importante para que ellos puedan inclusive estudiar en China en tantas prestigiosas universidades, que les den la oportunidad de hacerse buenos profesionales y buenas personas», indicó Paján. En un contexto global donde el entendimiento cultural y la cooperación internacional son esenciales, los esfuerzos por fortalecer los lazos entre Perú y China a través de la educación y el intercambio cultural demuestran el poder transformador del aprendizaje. Ya sea en las aulas del Colegio Juan XXIII, en los Institutos Confucio o mediante experiencias en universidades chinas, estas iniciativas no solo enriquecen a quienes participan, sino que construyen puentes duraderos entre dos civilizaciones, abriendo nuevas oportunidades para generaciones futuras y consolidando una relación bilateral cada vez más sólida y multifacética. Fin