Por Carina López y Pool Contreras MÉXICO, 17 mar (Xinhua) — Enclavada en el cruce de dos importantes avenidas de la zona sur de Ciudad de México prevalece la Zona Arqueológica de Cuicuilco, un lugar que al mismo tiempo resulta excepcional por albergar a cientos de especies de animales como aves, reptiles, insectos y mamíferos, consolidándose como un refugio de la biodiversidad en una de las urbes más grandes del mundo. Cuicuilco está considerado como uno de los asentamientos humanos más antiguos de Mesoamérica y una de las primeras ciudades importantes de la entonces Cuenca de México, hoy en día el Valle de México. «Aquí tenemos una variedad natural impresionante que ya no tenemos, lamentablemente, en otras zonas de la ciudad. Es un lugar de riqueza natural impresionante porque gracias a la protección de la zona arqueológica se han protegido especies que de lo contrario se habrían perdido», dijo a Xinhua la investigadora mexicana Lilian García-Alonso. La especialista recordó que el ecosistema existente en el lugar con sus plantas endémicas, se desarrolló sobre la lava del volcán Xitle, el cual hizo erupción hace más de 1.600 años y dio origen a lo que se conoce como el Pedregal, una zona que abarca gran parte del sur de la Ciudad de México. La lava solidificada que cubre Cuicuilco es una de las razones por las que su preservación ha sido posible, pues las capas de roca volcánica, la estructura circular existente de una edificación ritual y otros vestigios arqueológicos en la zona permanecen relativamente intactos. Con el propósito de preservar la flora nativa y rescatar su uso ancestral, la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), así como el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt) lanzaron una iniciativa de conservación y rehabilitación sostenible en Cuicuilco. El proyecto se centra en el estudio de plantas nativas utilizadas por civilizaciones antiguas, en que especies como agaves y cactáceas resultaron muy valiosas para la elaboración de jabones, colorantes, adhesivos y materiales para construcción. A través de distintos talleres, los interesados en el tema tienen la oportunidad de conocer hoy en día sobre estos materiales que se utilizaron en la época prehispánica. «Puede ser un proyecto sostenible y ecológico porque en el momento en que tú aprendes las tecnologías tradicionales, las valoras y las aplicas, pues entonces las plantas se voltean a ver y es el legado de un saber tradicional muy importante», consideró la responsable de la iniciativa. «Estamos valorando tecnologías tradicionales que habían quedado tal vez en el olvido y son interesantísimas», dijo García-Alonso. Se investiga, además, el uso de las cactáceas y de mucílagos para la construcción, así como adhesivos de orquídea y fibras que se utilizaron en cestería o textiles. «En otras zonas, no hay forma de encontrar estas plantas con las que se hicieron todos estos objetos, pero aquí sí es muy importante tener la oportunidad de un aprendizaje histórico y arqueológico que hay en esta zona; este aprendizaje biocultural que se puede aprovechar», refirió la entrevistada. La especialista agregó que en la actualidad, tanto especialistas como autoridades culturales están interesadas en difundir la importancia de la Zona Arqueológica de Cuicuilco como fuente de aportaciones a la época actual, al ser un puente biocultural entre el pasado y el presente. «Hay mucha gente que está interesada en diferentes formas de proteger nuestras herencias bioculturales. Ya ni siquiera es un interés, es una necesidad proteger nuestras áreas verdes y entender la riqueza que encierran», complementó. México es uno de los países con mayor diversidad biológica del mundo, pero no solo por poseer un alto número de especies, sino también por sus niveles de variabilidad como el genético y los ecosistemas. Fin
ESPECIAL: Zona Arqueológica de Cuicuilco representa un sitio excepcional para la biodiversidad en la Ciudad de México
