CARACAS, 7 jul (Xinhua) — La reanudación formal del proceso de diálogo entre Venezuela y Estados Unidos anunciada por el presidente Nicolás Maduro el pasado 1 de julio, «es una necesidad perentoria», independientemente de los resultados de las elecciones presidenciales del próximo 28 de julio, dijo a Xinhua el profesor universitario Luis Delgado. Delgado, quien dicta cátedra en el Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad de Carabobo, dijo que, independientemente de quien resulte vencedor en la contienda electoral, el Gobierno venezolano cuenta con una fuerza política fundamental y la seguirá teniendo en los años próximos, mientras que la Casa Blanca también seguirá teniendo un peso regional importante. El investigador en geopolítica apuntó que Caracas, desde el inicio del primer mandato del fallecido presidente Hugo Chávez, «nunca se propuso como meta una ruptura de relaciones con Estados Unidos, lo que se propuso fue una relación signada por el respeto a la soberanía». Asimismo, destacó que Venezuela siempre se ha planteado «diversificar las relaciones con otras regiones del mundo y con otros países, pero sin renunciar a nuestro papel como proveedor confiable de hidrocarburos y sus derivados al mercado estadounidense». «Es la arrogancia y prepotencia imperial de los Estados Unidos lo que ha perjudicado las relaciones con Venezuela, empeñándose en estas décadas en un cambio de régimen utilizando todo tipo de agresiones convencionales y no convencionales», comentó. Sin embargo, el académico juzgó importante destacar «que la Casa Blanca sabe que debe manejar con prudencia la relación con Venezuela, porque conoce la importancia estratégica que tiene nuestro país de cara al mercado energético y su rol geopolítico en el asunto petrolero mundial». Agregó que, pese a que se ha anunciado la reanudación de conversaciones formales entre ambas naciones, «durante todas las coyunturas, difíciles y no tan difíciles, que ha atravesado Venezuela en estas últimas décadas, siempre han existido canales de diálogo con la Administración estadounidense». «A nivel interno, este diálogo puede promover un clima político electoral mucho más estable y ordenado, sea cual sea el resultado», subrayó el cursante de un doctorado en Estudios de las Organizaciones. Asimismo, consideró que la mesa de conversaciones «puede abrir camino a una aceleración de la recuperación económica nacional si se levantan medidas coercitivas unilaterales que todavía pesan sobre los sectores productivos estratégicos venezolanos». «A nivel externo, Estados Unidos y en general Occidente, valoran la pertinencia que Venezuela vuelva a retornar progresivamente al mercado petrolero internacional porque es un socio histórico confiable y estable, lo cual es importante en un contexto tan vacilante como el que hoy se registra en Asia occidental», aseveró el analista. Añadió que, por las razones geopolíticas anteriormente descritas y la prudencia a la que está obligada la nación norteamericana, «Estados Unidos, en ocasiones, se muestra dialogante con Caracas y bien dispuesto a conversar y alcanzar acuerdos, pese a las enormes diferencias que históricamente existen entre las dos naciones». Por su parte, Néstor Rivero, docente de la Universidad Simón Rodríguez, dijo a Xinhua que «siempre será excelente que los Gobiernos de ambos países, que han mantenido diferencias durante años, dialoguen, se sienten a una mesa para procesar sus diferencias». Rivero, quien además es abogado, analista internacional y autor de varios libros, comentó que la reanudación de las conversaciones ocurre en el contexto en que el mundo camina hacia la multipolaridad y el reordenamiento de los circuitos geopolíticos, con un claro avance del multilateralismo como doctrina y como posibilidad. El experto dijo que hay distintas dimensiones que pudieran abordar Estados Unidos y Venezuela en las conversaciones, además de los asuntos políticos más evidentes, como las sanciones y las elecciones. En tal sentido, se refirió a las alianzas energéticas, la migración venezolana en EE. UU., posibles asuntos relacionados al combate al narcotráfico, entre otros. Las relaciones diplomáticas entre Caracas y Washington están rotas desde principios del año 2019, cuando el Gobierno estadounidense promovió y reconoció al entonces diputado opositor Juan Guaidó, como supuesto «presidente interino» de Venezuela. Pese a que Guaidó nunca tuvo ningún tipo de control interno sobre la institucionalidad venezolana, Estados Unidos desconoció a Nicolás Maduro como jefe de Estado y, en consecuencia, Venezuela rompió relaciones con el país norteamericano. La Casa Blanca, en sus distintas Administraciones desde 2014, ha impuesto más de 900 sanciones contra el país sudamericano. El Gobierno de Maduro califica las mismas como un «crimen de lesa humanidad» contra la población venezolana por las graves implicaciones que tienen en materia de salud, economía y protección social. Fin