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ENTREVISTA: Consumidores chinos optan por frutas importadas de alta calidad con certificación medioambiental, dice experto en mercado chino

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Ago 13, 2024

SANTIAGO, 12 ago (Xinhua) — Los consumidores chinos buscan cada vez más frutas importadas de alta calidad y con certificación medioambiental, principalmente la clase media del país asiático, cuya preocupación por la alimentación saludable y la naturaleza va en ascenso, afirmó aquí Jerry Clode, especialista sobre tendencias de compra en China. «Las tendencias nutritivas de los consumidores (chinos) han cambiado mucho recientemente para mantenerse sanos. Cinco años atrás, consumían muchos suplementos naturales, pero actualmente ellos invierten en productos como frutas u otros ingredientes, lo que es una gran oportunidad para las industrias (extranjeras)», dijo Clode a Xinhua. Este profesional inglés impartió la semana pasada, en Chile, una charla en el contexto de la Global Grape Convention 2024 (Convención Global de la Uva 2024), que reunió por primera vez a los actores de la industria local e internacional de las uvas de mesa, al objeto de abordar las nuevas características del gran mercado chino y las oportunidades para los exportadores frutícolas. «En China hay preocupación por lo natural, por el uso de la tierra y el uso del suelo. Se habla mucho de la contaminación de la tierra y de que las frutas deben ser cultivadas en ecosistemas libres de contaminación. La importancia de la pureza y procedencia de los ingredientes proviene de la medicina tradicional china», señaló Clode. El experto ha estado más de veinte años entrevistando a consumidores chinos para descifrar su comportamiento al momento de comprar e incluso asistió a una universidad china para derribar la barrera del idioma, en el marco de su trabajo como asesor de marcas occidentales que buscan asentarse en ultramar. En su experiencia, Clode comentó que el comprador chino está «más abierto» que antes a los productos extranjeros, con mayor aceptación por parte de las familias de clase media. Destacó a su vez el crecimiento progresivo del poder adquisitivo en dicho país. «En China hay 160 localidades con una gran población, por ende, el mercado seguirá expandiéndose (…) la clase media creció. Se trata de una clase más abierta a los mercados externos», indicó el profesional. Clode comenzó su carrera en China como investigador en la década de 1990. Fue uno de los primeros encuestadores en el país asiático de origen extranjero. Y hoy es reconocido por su aporte etnográfico y semiótico. Cada año, entrevista a unos 200 consumidores chinos. Y ha llegado al punto de convivir con familias intergeneracionales para conocer sus hábitos. Clode observó que en el mundo actual, con el rápido desarrollo de las áreas urbanas, por la migración del campo a la ciudad; aspectos como los productos relacionados con el bienestar y el estilo de vida natural se consideran un privilegio y parte de una construcción cultural. «Lo ven como una idea cultural de estar consumiendo algo de alta calidad. La fruta representa un comportamiento generacional y también es parte de la decoración del hogar, una forma de mostrar que son parte de una clase media que puede acceder a productos internacionales», declaró. Clode afirmó al mismo tiempo que la clase media china se caracteriza actualmente por rescatar tradiciones ancestrales, como los saberes de la medicina tradicional china y los métodos agrícolas respetuosos con el medio ambiente, en el caso de los alimentos. Añadió que esta tendencia va estrechamente unida a una «planificación científica» de las comidas, con especial atención al aporte nutricional y componentes de cada producto que adquieren, como una forma de cuidarse y, sobre todo, transmitir a sus hijos la importancia de una alimentación sana y equilibrada. «La fruta es una forma de educación valiosa. Se trabaja allí la conexión con la naturaleza, que es parte de las enseñanzas familiares. (Por ello), es importante que una marca pueda certificar la calidad y otorgar una garantía de valor y las condiciones de cultivo», sostuvo el orador. Frente a cientos de productores frutícolas, Clode instó al público a construir marcas que sean reconocibles en China y ofrezcan una narrativa vinculada a la naturaleza. La idea, insistió, es comunicar a través de la publicidad, comenzando por el empaquetado, «un concepto más profundo sobre el ecosistema». A su juicio, eso ahora está completamente ausente en los supermercados. «Usen las referencias geográficas, como las montañas de Los Andes y los ecosistemas. Cuando yo entrevisto a consumidores chinos, ellos siempre mencionan el suelo, los aspectos del ambiente, el agua pura, las montañas, el ecosistema integral. Para ellos, estas son cualidades», precisó Clode. El investigador aprovechó la ocasión para derribar las preocupaciones sobre la situación económica en China, al señalar que el país asiático «está llevando cada vez más a su población a un estilo de vida más acomodado». Por último, motivó a las empresas a dirigir sus campañas de promoción a las «supermamás» de China, responsables de comprar los alimentos de la familia e introducir nuevos productos al hogar. «Debemos ganarnos su corazón», concluyó. Fin

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