BEIJING, 15 nov (Xinhua) — Los escépticos y los detractores de la fortaleza del gasto de los consumidores de China se enfrentaron a una dura realidad cuando el festival anual de compras en línea del país alcanzó su punto culminante el lunes, demostrando el robusto poder de consumo de la segunda mayor economía del mundo. Los gigantes del comercio electrónico, incluidos Alibaba y JD.com, informaron de aumentos impresionantes en los ingresos y el número de usuarios durante el festival de compras del Día de los Solteros, o «Doble 11», de este año, que se extendió desde octubre hasta mediados de noviembre. Este auge anual de compras, que coincide con la implementación por parte del gobierno chino de una serie de medidas importantes para impulsar el crecimiento, incluidos los intercambios masivos de bienes de consumo, podría demostrar la eficacia de las políticas del gobierno chino. Un factor destacado de este evento de consumo es el aumento en las ventas de bienes elegibles para el programa de intercambio lanzado por el gobierno. JD.com registró un crecimiento interanual de más del 200 por ciento en el volumen de transacciones en más de 500 categorías de electrodomésticos y muebles, mientras que las ventas de canjes del minorista Suning se dispararon un 247 por ciento. A pesar de la mayor vitalidad del mercado, algunas narrativas extranjeras han tergiversado o distorsionado recientemente y de manera persistente el panorama del consumo chino, a menudo a partir de marcos obsoletos. La llamada «crisis del consumo» es más un mito que una realidad; las afirmaciones sobre un «estímulo insuficiente» son meras afirmaciones prematuras; y la noción de que China «no está preparada para pasar a una economía impulsada por el consumo» está muy lejos de la realidad. La mayoría de las interpretaciones erróneas sobre las políticas económicas de China se deben a que se espera que éstas últimas funcionen como pastillas efervescentes arrojadas al agua. Algunos se aferran a la vieja costumbre de anticipar una reacción rápida y dramática en forma de un estallido repentino de burbujas y actividades que parecen disolver rápidamente los desafíos económicos. Esta expectativa conduce a la impaciencia y la incomprensión. El enfoque de China es más matizado y equilibrado y a menudo se centra en soluciones a largo plazo. A diferencia del efecto rápido, pero fugaz de una pastilla efervescente, las estrategias económicas de Beijing apuntan a un impacto sostenido que no solo apuntale un crecimiento sostenido, sino que también conduzca eventualmente a un desarrollo de mejor calidad. El gobierno ha implementado medidas sistemáticas para liberar el vasto potencial de consumo del país. Estas incluyen aumentar el aporte fiscal, impulsar los ingresos de los habitantes, eliminar las barreras del mercado y abrir nuevas fronteras de consumo mediante la innovación tecnológica y una mayor apertura. Algunas de estas políticas ya han demostrado su eficacia. Un ejemplo poderoso es el programa de intercambio de bienes de consumo, con 150.000 millones de yuanes (unos 20.700 millones de dólares) recaudados a través de bonos especiales del Tesoro a ultra largo plazo asignados a los gobiernos locales para su implementación. El impacto ya es visible, no solo en el aumento del gasto en los electrodomésticos. Las ventas de automóviles revirtieron su caída en octubre, y las ventas de vehículos de nueva energía aumentaron un 49,6 por ciento interanual. Los indicadores económicos más amplios han pintado un panorama más alentador. En octubre, la logística del comercio electrónico alcanzó un máximo en cinco años en el volumen de negocios, mientras que el gasto en los servicios al consumidor mostró un vigor renovado a un ritmo más rápido, en particular en la hotelería y la gastronomía. Otras políticas tardan en tener impacto. Una medida reciente para aumentar el techo de la deuda de los gobiernos locales en 6 billones de yuanes, aunque aborda principalmente las deudas ocultas, permitirá a los gobiernos locales más margen fiscal para aumentar las inversiones en el bienestar público. Esto es clave para la expansión a largo plazo del consumo, ya que aborda los factores fundamentales que inhiben el comportamiento y el poder adquisitivo de los consumidores. Sería un error subestimar el compromiso del gobierno chino de reequilibrar la economía. El consumo ya es el principal motor del crecimiento económico del país. En los primeros tres trimestres de 2024, el consumo contribuyó con el 49,9 por ciento del crecimiento económico del país, superando sustancialmente a la inversión, que representó el 26,3 por ciento. Además, en lugar de posicionar el consumo y la inversión como prioridades en competencia, China pretende fomentar un círculo virtuoso entre ambos. El conjunto cuidadosamente calibrado de las políticas de apoyo subraya el enfoque holístico del país para impulsar el consumo y su determinación de aprovechar todos sus recursos de manera eficiente, no solo para cumplir con los objetivos económicos anuales, sino también para cultivar un crecimiento sostenible y de alta calidad mediante reformas estructurales. Desde esta perspectiva, las afirmaciones de que el llamado «enfoque colectivista de la planificación económica» de China sofoca el gasto de los consumidores simplifican excesivamente una realidad rica. Tales afirmaciones representan una narrativa conveniente, pero defectuosa, a menudo propagada por quienes no comprenden la hábil gestión económica de China, una estrategia que combina ágilmente los papeles del mercado y el gobierno. Este modo eficaz ayuda a formar una clase media diversificada y creciente en China, ávida de productos y servicios de calidad, con una confianza del consumidor más fuerte que en muchas otras partes del mundo. La encuesta ConsumerWise de McKinsey reveló en agosto que el 59 por ciento de los consumidores chinos esperaban una recuperación económica en unos meses, superando con creces el optimismo en Estados Unidos, Reino Unido y Japón, incluso antes de que se aplicaran las medidas incrementales con objetivo del fomento del crecimiento. Las empresas extranjeras que reconocen el inmenso poder adquisitivo de los consumidores chinos y sus gustos cambiantes se están expandiendo en China. La marca canadiense de ropa deportiva lululemon, que ha experimentado un fuerte crecimiento desde que entró en la parte continental de China en 2013, espera que este mercado se convierta en su segundo mayor mercado mundial, con más de 200 tiendas para 2026. El panorama del consumo de China no es una simple historia de auge o caída, sino una compleja historia de transformación emocionante. Evitar la «mentalidad de la tableta efervescente» es clave para evaluar con precisión el panorama del consumo de China. Al captar los cambios matizados y las nuevas oportunidades con paciencia y perspectiva, las empresas y los observadores pueden descubrir un mercado y una gran cantidad de potencial duradero en una de las bases de consumidores más dinámicas del mundo. Fin