GAZA, 13 ago (Xinhua) — El conflicto en Gaza lleva más de diez meses y ha provocado una catástrofe humanitaria sin precedentes que empeora cada vez más, con casi 40.000 vidas perdidas. Uno no puede más que preguntarse: ¿cuántas vidas más deben perderse, cuántas mujeres y niños más deben morir y cuántos hogares más deben ser destruidos antes de que esta tragedia pueda terminar? La propagación de la guerra ha dejado a un número incalculable de personas sin hogar. Los bombardeos y ataques no han parado ni un momento y civiles inocentes mueren cada día en lugares como campamentos para desplazados, hospitales, escuelas de la ONU y las llamadas «zonas seguras» designadas por Israel. Yaser Adul Hadi, un palestino desplazado del norte de Gaza, ha soportado su octava reubicación tras una orden de evacuación israelí desde Khan Younis, en el sur de Gaza. «Después de cada orden de evacuación, el ejército israelí lanza violentas operaciones militares, volviendo la zona inhabitable», dijo el hombre de 52 años, padre de siete hijos. Según Hadi, los lugares donde estuvo más expuesto a la muerte real «fueron las zonas que el ejército afirmaba que eran seguras». «Solo mi buena suerte me salvó de la muerte. Ahora no puedo esperar vivir mucho tiempo», agregó. «Parece que el ejército quiere matarnos a todos sin excepción, si no es mediante bombardeos, entonces es mediante la opresión, el cansancio y el desplazamiento», abundó. Las estadísticas de la ONU muestran que nueve de cada diez personas en Gaza están desplazadas internamente y muchas de ellas han sido desplazadas varias veces. La gente se enfrenta a una grave escasez de artículos de primera necesidad. Ahmed Arfan, un palestino desplazado de Rafah, ha instalado una tienda de campaña temporal en Khan Younis para su familia de seis miembros. «Me obligaron a dormir sin techo durante varios días. Tuve que enviar a mis hijos y a mi esposa a las tiendas de campaña de mis parientes hasta que pude montar la nuestra», dijo a Xinhua el hombre de 39 años. Después de una terrible experiencia, Arfan encontró una pequeña zona cerca de un vertedero en el área de Mawasi, en Khan Younis, para montar su tienda de campaña. «Todo el día sufrimos el mal olor de los residuos. Los mosquitos y los insectos nos atormentan día y noche, pero no tengo otra opción. Hay muchas personas desplazadas aquí y no hay otro lugar para nosotros», aseguró. Muchos luchan por seguir adelante con su vida destrozada, entre ellos estaba Amna Abu Jahal, quien decidió quedarse en el campamento a pesar de las duras condiciones después de que su marido fuera asesinado en la primera semana de la operación israelí. Todos los días debía caminar muchas horas para conseguir unos cuantos litros de agua salada para beber. «Antes, el agua salada se utilizaba para hacer las tareas domésticas, pero ahora nos vemos obligados a beberla. Pero todavía me siento afortunada de encontrarla», dijo a Xinhua esta mujer de 48 años y madre de cuatro hijos. Señaló que «el ataque israelí fue una represalia. Incluso destruyeron pozos de agua públicos y redes de alcantarillado». Las estadísticas de la ONU muestran que la ayuda humanitaria que entra en Gaza se ha reducido a más de la mitad desde que comenzó la operación terrestre de Rafah y el cruce a esta ciudad fue cerrado abruptamente a principios de mayo. La nueva ronda del conflicto palestino-israelí se ha prolongado durante más de 300 días, mientras que las negociaciones de alto el fuego se han llevado a cabo de forma intermitente sin ningún avance a la vista. Mientras algunos países siguen afirmando que las negociaciones para un alto el fuego están en marcha, Israel ha continuado sus operaciones militares a gran escala durante los últimos meses. Los negativos efectos colaterales del conflicto de Gaza se extienden y repercuten en múltiples puntos en la región, y la situación entre Líbano e Israel y los acontecimientos en el mar Rojo son preocupantes. Ante esta grave situación, la comunidad internacional, especialmente los países de la región, han pedido con frecuencia a todas las partes que realicen esfuerzos conjuntos para evitar una escalada de la situación y promover un alto el fuego y el fin de la guerra. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Qatar ha dicho en una declaración que la comunidad internacional debe brindar protección total a las personas desplazadas e impedir que las fuerzas de ocupación las desplacen por la fuerza de la Franja. El rey Abdullah II de Jordania indicó que la región seguirá siendo vulnerable a una expansión del conflicto que amenazará su estabilidad mientras continúe la guerra en Gaza, e instó a intensificar los esfuerzos internacionales para detener la guerra mediante un alto el fuego inmediato y permanente. El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, ha dicho que la comunidad internacional debe trabajar unida para prevenir cualquier acción que pueda llevar a todo Oriente Medio al abismo y causar un impacto devastador en los civiles. El mes pasado, Abu Khaled al-Hussary, de 72 años, decidió permanecer en la ciudad de Gaza a pesar de las órdenes de evacuación y falleció en su casa. «Mi padre no quería que lo mataran en las zonas del sur de Gaza. Creía que no había lugares seguros en Gaza, cada día perdemos a seres queridos, hogares, esperanzas y el derecho a vivir hasta que termine esta guerra», declaró a Xinhua Khaled al-Hussary, hijo del anciano. Fin