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ENTREVISTA: Indicadores aparentemente positivos de economía argentina son la contracara de una dura caída inicial, afirma economista

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Dic 22, 2024

BUENOS AIRES, 20 dic (Xinhua) — Tras un panorama económico y social complejo en Argentina durante el primer semestre del año, como consecuencia de la devaluación y las primeras medidas de ajuste del Gobierno del presidente Javier Milei, algunos indicadores comienzan a mostrar señales de mejora a partir del segundo semestre, pero sin implicar realmente una recuperación total o crecimiento de la economía del país, afirmó hoy viernes el economista argentino Hernán Letcher. Letcher, magíster en Economía Política y director del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), se refirió en entrevista con Xinhua a los recientes indicadores de pobreza, desempleo y actividad económica divulgados por el Gobierno, y señaló que, aunque parecen mejorar, en realidad muestran un «rebote» respecto a la fuerte caída registrada en los primeros meses del año. «Sobre el indicador de la pobreza, hay dos cosas para decir: primero, naturalmente el impacto de la devaluación iba a ser más fuerte en el primer semestre, y obviamente iba a tener un efecto a la baja en el segundo semestre, lo cual estamos viendo actualmente; pero la medición de la pobreza no toma en cuenta la variación significativa de dos rubros en particular: los servicios y el transporte, que se incrementaron considerablemente», afirmó. Considerando los aumentos en las tarifas de los servicios públicos y el transporte implementados durante el primer año de gestión del presidente Milei, como parte de su política de eliminación de subsidios, Letcher opinó que el impacto de estos incrementos ha afectado los ingresos de la población, reduciendo su capacidad de consumo y, por ende, contribuyendo a la caída de la línea de pobreza. «El efecto es una baja en la línea de pobreza y, por lo tanto, mucha más gente queda por encima, aunque con ingresos magros, pero igualmente termina quedando por encima de la línea», sostuvo. Un reciente comunicado del Ministerio argentino de Capital Humano reflejó que este indicador habría descendido al 38,9 por ciento en el tercer trimestre, desde el 54,8 por ciento registrado en el primer trimestre. Letcher explicó que, además del efecto de la devaluación del peso argentino, que se intensificó en los primeros meses de 2024, dicha reducción en la pobreza también tiene una explicación metodológica, relacionada con el descenso de los precios de los alimentos. «Esto también ayuda metodológicamente, porque la forma de cálculo de la pobreza se realiza a partir de la canasta de alimentos», señaló. En relación con el avance del nivel de actividad, que en el tercer trimestre mostró una mejora respecto al comienzo del año, el economista explicó que este avance se debe, en parte, a la fuerte caída de la economía en los primeros meses. Señaló que la recuperación del Producto Interno Bruto (PIB) «en el tercer trimestre es significativa, pero es la contracara de la caída del segundo trimestre. Es decir, se está comparando un tercer trimestre contra un segundo trimestre que fue muy malo, lo que tiende a dar un resultado positivo». «Cuando uno calcula sobre los primeros nueve meses de este año, la caída es superior al 3 por ciento, pero es una cifra menor a la que se estimaba al principio, que el Fondo Monetario Internacional (FMI) había pronosticado en torno al 3,5 por ciento. Por eso, da la impresión de que (a finales de año) estará más cerca del 3 por ciento», consideró. De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), la economía siguió cayendo en términos interanuales, con un descenso del 2,1 por ciento registrado en el tercer trimestre en comparación con el mismo periodo de 2023. Según un informe del CEPA presentado por Letcher, «el impacto de la devaluación, que licuó los ingresos de la población afectando el consumo, sumado al ajuste regresivo del gasto estatal, generaron una fuerte contracción de la economía» y «en abril, la actividad llegó a su punto más bajo, ubicándose por debajo de la medición desestacionalizada de noviembre de 2023, y comenzó un rebote errático». El director del CEPA agregó que un factor que contribuyó a que la recesión no fuera aún peor fue el desempeño del sector agropecuario, «que brindó un efecto positivo en estos nueve meses estadísticos». «Si excluimos el factor agro, que se compara con un 2023 atravesado por la sequía, el derrumbe es del 5,5 por ciento acumulado hasta septiembre. De mantenerse este nivel de actividad económica hasta fin de año, la caída interanual será del 3,1 por ciento, mientras que excluyendo al agro sería del 4,2 por ciento», reflejó el informe. El indicador de desempleo, que aumentó 1,2 puntos porcentuales interanuales hasta el 6,9 por ciento en el tercer trimestre, es otro reflejo de la contracción, continuó Letcher. El informe del CEPA afirma que este efecto ha sido heterogéneo, ya que hasta agosto los únicos sectores de la economía que generaron puestos de trabajo fueron el agro, la minería y la pesca, pero estuvieron muy lejos de compensar lo ocurrido en el resto de los sectores, como la construcción y la industria manufacturera. Para el economista, aunque algunas de las principales variables macroeconómicas parecen haber mejorado, persisten dudas sobre la capacidad de que sigan esa evolución. Las principales interrogantes están relacionadas con el actual nivel de apreciación cambiaria, los dólares acumulados y el impacto económico sobre sectores industriales. Fin

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