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ENTREVISTA: Iniciativa de la Franja y la Ruta lleva consigo el espíritu de conexión entre pueblos y países, afirma especialista brasileño

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Dic 3, 2024
Por Pau Ramírez RÍO DE JANEIRO, 2 dic (Xinhua) — La Iniciativa de la Franja y la Ruta, propuesta por China, lleva consigo el espíritu de conexión entre pueblos y países, y en un contexto de desglobalización puede ser vista como una herramienta importante, explicó a Xinhua el abogado y doctorado brasileño en Relaciones Internacionales, especializado en China, Jhonathan Mattos. En entrevista con Xinhua, Mattos afirmó que la Iniciativa de la Franja y la Ruta ha permitido que China proyecte su influencia global, invirtiendo más de un billón de dólares en programas de desarrollo e infraestructura en todos los continentes. Según Mattos, aunque el G7 ha presentado propuestas de cooperación para el desarrollo en el Sur Global, «no se ha logrado una implementación robusta de esas inversiones». Para el especialista brasileño, «la Iniciativa de la Franja y la Ruta se lanza con cinco objetivos: coordinación de políticas; conectividad e infraestructura; comercio sin restricciones; integración financiera, y conexión entre personas, enfocándose en inversiones productivas, principalmente en países en desarrollo. Durante los últimos 10 años, hemos sido testigos de la ejecución de estos recursos en obras como carreteras, ferrocarriles, puertos y fábricas, entre otros proyectos, lo que ha incrementado el peso político de China en el escenario global», comentó. «La principal diferencia radica entre las formas tradicionales de financiamiento, lideradas por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), y otro modelo de globalización más justo e inclusivo», destacó Mattos, subrayando que «las instituciones tradicionales están vinculadas al modelo neoliberal, caracterizado por la ‘terapia de choque’, es decir, un programa que incluye: liberalización de precios en un único ‘big bang’, privatización, apertura comercial y estabilización mediante políticas fiscales y monetarias estrictas». «Este enfoque ha demostrado ser ineficaz, aumentando la desigualdad entre países ricos y pobres. La Franja y la Ruta, por otro lado, se basa en mecanismos de cooperación mutua mediante proyectos a mediano y largo plazo, sin imponer cambios internos en la política y estructura de gobernanza de los países receptores», dijo Mattos. El especialista brasileño también se refirió a la adhesión de los países latinoamericanos a la iniciativa, destacando «que la creación del Foro China-CELAC en 2015 fue un paso importante en la coordinación política de la actuación china en la región, además de facilitar el comercio y la implementación de políticas de inversión productiva». Mattos también comentó la transformación verde y baja en carbono y la aplicación de nuevas tecnologías de la iniciativa. Al recordar el lanzamiento de los Nuevos Conceptos de Desarrollo en 2015 por el presidente Xi Jinping: desarrollo innovador, coordinado, ecológico, abierto y compartido, señaló que «la Franja y la Ruta pretende integrar estos cinco puntos en sus nuevos proyectos, lo cual se evidencia en inversiones en infraestructuras energéticas verdes, como fábricas de litio y proyectos de integración». «Sin embargo, para que haya desarrollo mutuo y ganancias compartidas, tal como se prometió, es necesario que la transferencia tecnológica sea la columna vertebral de estos acuerdos. Sin desarrollar las capacidades de los países receptores de estos capitales, no habrá desarrollo compartido ni cambios en la posición de los países periféricos en el comercio internacional. Lo que el Sur Global demanda de China es que, a través de sus inversiones, ayude a concretar proyectos nacionales de desarrollo», explicó. Para él, «la Iniciativa de la Franja y la Ruta lleva consigo el espíritu de conexión entre pueblos y países. En un contexto de desglobalización, puede ser vista como una herramienta importante. Sin embargo, es necesario ir más allá del programa en sí; es imprescindible mejorar las instituciones multilaterales de financiamiento y construir nuevos mecanismos para la inversión en desarrollo». En este sentido, agregó que la creación del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura en 2015, el Fondo de Reservas y el Nuevo Banco de Desarrollo en 2014 representan pasos en este camino, pero aún son insuficientes. «Debemos enfocarnos en reformar las instituciones tradicionales, como la Organización Mundial del Comercio, para que los países pobres puedan competir más equitativamente en el mercado internacional. Revisar privilegios exorbitantes, como el poder de veto de Estados Unidos en el FMI, y la dolarización son temas que deben debatirse en los próximos años», aseguró. «El proteccionismo y la desglobalización son características de nuestro tiempo, pero no significan un desentendimiento completo entre países desarrollados y en desarrollo, sino un cambio en el paradigma de las relaciones. Los países desarrollados no pueden ni van a renunciar a los mercados de los países periféricos, ya que dependen de ellos. El aislamiento de estas naciones implicaría una pérdida de mercados importantes y regiones estratégicas», comentó. Para él, «la idea de imponer aranceles a productos extranjeros podría perjudicar a sus propios ciudadanos, debido al aumento de precios para el consumidor final y la disminución de bienes disponibles. Es una encrucijada, y debemos pensar hacia dónde nos llevará este camino». Sobre las críticas en algunos países de Occidente a la iniciativa china, aseguró que «desde el inicio de las inversiones chinas en América Latina y el Caribe, se ha propagado el temor de que la presencia china conduzca a una relación de subordinación de las naciones más pobres hacia los designios chinos, estableciendo así un neocolonialismo que simplemente sustituiría a Estados Unidos por China como potencia colonizadora. Hasta ahora, este discurso no tiene base fáctica», puntuó. «El cuestionamiento a la Iniciativa de la Franja y la Ruta es solo otra faceta de la guerra comercial y del fomento del miedo en los países en desarrollo hacia sus relaciones con China. El Sur Global es un desarrollo de los países no alineados y así debe seguir siendo. Cooperar no debe interpretarse como alianza automática ni subordinación. Por lo tanto, estos países deben buscar los acuerdos que más los beneficien», destacó. «Parafraseando a Deng Xiaoping, es necesario hacerse las preguntas: ¿Esto es favorable para el desarrollo de sus capacidades materiales? ¿Es favorable para el papel que el país desempeña en el mundo? ¿Es favorable para el bienestar de su pueblo? Estas son las respuestas que deben guiar los acuerdos bilaterales y multilaterales que firmemos», dijo Mattos. «Tenemos demandas claras de desarrollo social y tecnológico, aumento de ingresos y mayor capacidad de decisión en foros globales, pero debemos ser pragmáticos. Estoy seguro de que China será un socio importante en esta ruta», concluyó. Fin

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