Por René Quenallata Paredes LA PAZ, 2 nov (Xinhua) — Los bolivianos, reunidos en familia, despidieron este sábado a las almas de sus seres queridos fallecidos, quienes, según la tradición de Todos Santos, regresan al mundo terrenal por 24 horas. La despedida se realizó con el desmonte de los altares, decorados con ornamentos y acompañados de plegarias en un ambiente de devoción y tradición cultural. Entre altares adornados con flores, panes en forma de escalera, fotografías, bebidas y comidas favoritas de los fallecidos, los bolivianos honraron a sus seres queridos durante dos días en un acto de profunda devoción y amor. La directora de la entidad Descentralizada de Cementerios de La Paz, Patricia Endara, explicó a Xinhua el viernes que, a pesar de la crisis política y económica que vive el país, la celebración de los difuntos sigue siendo fuerte, y muchas familias hicieron grandes esfuerzos para preparar las «mesas» o altares en honor a sus seres queridos. «Hoy podemos decir que la gente se ha volcado a revalorizar esta fiesta con los tradicionales altares, recibiendo a los ‘ajayus’ (almas) el 1 de noviembre y despidiéndolos al mediodía del 2 de noviembre», destacó Endara. Agregó que esta celebración reúne a toda la familia en torno a una mesa adornada, un acto de homenaje y recuerdo para quienes partieron. En una jornada de recogimiento y reflexión, el presidente Luis Arce también se sumó a la celebración y reafirmó la importancia de la tradición boliviana de recibir y despedir a las almas de los difuntos en la festividad de Todos Santos. A través de redes sociales, expresó que Todos Santos no sólo es un tributo a los difuntos, sino también un acto de paz y gratitud que revalida la continuidad de los lazos entre los vivos y los que partieron. «Despedimos a nuestras almitas con un profundo sentimiento de paz y amor. Siguiendo nuestra tradición de Todos Santos, hoy las familias bolivianas nos reunimos para despedir a nuestros difuntos. En cada rincón de nuestros hogares, se respira amor y gratitud por los momentos compartidos», escribió en sus redes sociales. A decir del presidente, este día sagrado es un recordatorio de que, aunque físicamente ya no estén en el mundo terrenal, su espíritu vive en los corazones de los vivos. «Que su luz ilumine nuestro camino y que siempre encontremos consuelo en los recuerdos que atesoramos». Desde el viernes, en oficinas públicas y hogares bolivianos se erigieron altares con ofrendas de pan, galletas, empanadas, flores, platos de comida, jugos y otros artículos para recordar a los difuntos. Tras el mediodía del sábado, bolivianos de diversas regiones acudieron masivamente a los cementerios, donde realizaron rituales, oraciones, cánticos y ofrendas en un cierre devoto de esta festividad nacional. Cada cementerio preserva sus propias tradiciones. En el Cementerio General de La Paz, la despedida es breve y regulada debido a la gran concurrencia y a la prohibición de bebidas y alimentos en los pasillos por razones de espacio y seguridad. En contraste, en los cementerios de las zonas periurbanas, como el camposanto «La Llamita» en el norte de La Paz, los familiares contratan grupos musicales, conjuntos folclóricos y mariachis para acompañar la despedida. Según reportes de medios televisivos y redes sociales, miles de personas visitaron cementerios en las periferias de las ciudades y áreas rurales para despedir a sus seres queridos. El periodista, abogado y amauta (sabio andino), David Ticona, comentó a Xinhua que durante estos dos días los bolivianos han mantenido viva esta tradición. «La festividad de Todos Santos representa la unión y la reconciliación familiar con los ancestros y seres queridos que dejaron este mundo», explicó Ticona. Así, Bolivia celebró un año más la tradición de Todos Santos, una festividad profundamente ligada al mundo espiritual. Fin