Por Pablo Giuliano TERESINA, Brasil, 4 jun (Xinhua) — El noreste de Brasil, históricamente la región más pobre del país sudamericano, deposita sus esperanzas de la neoindustrialización impulsada por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva en las energías renovables, con el hidrógeno verde como estandarte, el combustible considerado una herramienta clave del siglo XXI contra el cambio climático. El hidrógeno verde y la necesidad de una legislación para su producción en todos los niveles del Estado ocuparon gran parte de la agenda de hoy martes de la I Conferencia Internacional de Tecnologías de Energías Renovables (CITER), que se desarrolla en Teresina, capital del estado de Piauí (noreste), del 3 al 5 de junio. La región semiárida, llamada en portugués el «sertão», ha estado marcada por ser una zona seca por el Sol y el viento durante su historia, con muchas privaciones, pero los especialistas esperan que el siglo XXI y las energías renovables le otorguen una nueva cara, ser parte de una solución a los problemas ambientales. «Brasil está en una posición estratégica a nivel global en relación con el hidrógeno verde», dijo este martes a Xinhua el ingeniero Enio Pontes, profesor de la Universidad Federal de Ceará (UFC), fundador de la red de hidrógeno verde H2B-BR y moderador de la conferencia. Pontes señaló que el estado de Piauí, por ejemplo, es uno de los puntos más relevantes de Sudamérica para la producción de hidrógeno verde a partir de la energía eólica. «Aquí tenemos energía solar abundante, energía eólica, a Piauí le sobra la energía que produce y la región noreste en general tiene una posición geográfica (privilegiada). Todo esto lo torna atractivo para la producción de hidrógeno verde», explicó. Piauí está recibiendo inversiones para la instalación de empresas que produzcan y puedan exportar hidrógeno verde a partir de energías renovables. Actualmente, lo más costoso es producir la tecnología para que las industrias puedan producir sin generar emisiones que contribuyan al efecto invernadero y al cambio climático. «El hidrógeno era usado desde la época del globo Graf Zeppelin, pero fue superado por la era de los combustibles fósiles. Con el Acuerdo de París sobre cambio climático se incorpora nuevamente al hidrógeno para intentar reducir la temperatura del planeta», expresó el experto. Para Pontes, es posible que Brasil logre llegar a desarrollar conocimiento y recibir inversiones para la producción de hidrógeno verde, pero para dar ese salto es necesaria una ley del sector, la cual está en discusión en el Congreso. «El punto crítico de Brasil es la legislación. Como existe una aceleración del tema de hidrógeno verde en el mundo, países y empresas están invirtiendo mucho. Esperamos que en 2030 podamos tener una matriz energética con una importante participación del hidrógeno verde», dijo el profesor. Agregó que la necesidad del desarrollo del hidrógeno verde es «primordial» para reducir los efectos del cambio climático y citó como ejemplo las severas inundaciones en el estado sureño de Rio Grande do Sul, que sufre desde el 29 de abril y que dejan más de 600.000 evacuados y al menos 172 muertos. «El hidrógeno es una solución global. El motivo es que nadie es dueño del hidrógeno, es diferente de otros combustibles, como el petróleo, que cada país lo tiene bajo su suelo. La cuestión del hidrógeno es la inversión», resaltó. En opinión del gobernador de Piauí, Rafael Fonteles, su estado tiene el objetivo de ser un polo de hidrógeno verde. «Hoy Piauí produce más de cinco veces la energía que consume con una matriz eléctrica 100 por ciento limpia y exporta la energía. Nuestro siguiente paso es transformar esa electricidad limpia en una molécula que pueda ser utilizada por la industria, que será el hidrógeno verde», afirmó el gobernador durante su participación en la conferencia realizada la noche del lunes. Según el gobierno estatal, los proyectos que comiencen a construirse en Piauí deben tener como objetivo inicial la exportación de derivados como amoníaco y metanol. Tanto el gobernador como el representante en Brasil del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Claudio Providas, la tecnología debe evolucionar a gran velocidad para reducir el costo de producir hidrógeno verde. Para Fonteles, «producir hidrógeno verde es caro, pero hay que observar lo que pasó con la producción de energía solar: el gasto de capital disminuyó un 95 por ciento en 12 años. Es decir, para producir la misma energía solar sólo se gasta el 5 por ciento de lo que se gastaba hace 12 años». Providas, en tanto, opinó durante la conferencia que la apuesta es que lo que hoy es caro pueda reducir sus costos con la madurez tecnológica y la necesidad de más energía limpia. Fin
ESPECIAL: Hidrógeno verde, la esperanza tecnológica del noreste de Brasil contra el cambio climático
