Por Gerardo Laborde MONTEVIDEO, 26 nov (Xinhua) — Pragmatismo, autonomía y un mayor involucramiento con el Mercosur son algunos pilares de la inserción internacional que considerará el presidente electo de Uruguay, Yamandú Orsi, cuando el Frente Amplio (FA) retorne al poder el próximo mes de marzo, según analistas locales. «No creo que el Gobierno de Orsi cambie sustancialmente la política exterior de Uruguay y la necesidad de apertura de mercados», opinó Ignacio Bartesaghi, director del Instituto de Negocios Internacionales de la Universidad Católica del Uruguay (UCU). «Sí va a cambiar sustancialmente el vínculo con el Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, más Bolivia en proceso de adhesión) porque Uruguay será menos crítico», dijo Bartesaghi a Xinhua. «Se enfriará la estrategia de flexibilización» que marcó el Gobierno de Luis Lacalle Pou (2020-2025), quien insistió durante su gestión en el reclamo de flexibilizar el bloque regional y habilitar la firma bilateral de acuerdos comerciales con otros países. Al mismo tiempo, Orsi optará por un mayor acercamiento al presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, según Bartesaghi. El analista recordó que Lula felicitó a Orsi subrayando que «Brasil y Uruguay seguirán trabajando juntos en el Mercosur y en otros foros por el desarrollo justo y sostenible, la paz y la integración regional». El académico de la UCU se preguntó «con qué pragmatismo articulará la relación con Milei, que está muy vinculado con Estados Unidos». Orsi, que aún no designó a quien será su canciller, «se verá tentado a ir más para el Mercosur, que es lo que la izquierda quiere, y hacia Lula y menos hacia la discusión de flexibilizar el bloque. Y mucho más cuando tiene a Milei enfrente, muy asociado a Donald Trump y a romper el Mercosur». Bartesaghi no duda que la relación con China continuará en los mismos términos porque «todos los gobiernos uruguayos le han dado una importancia central a China» desde el establecimiento de relaciones bilaterales en 1988. «Uruguay seguirá muy cercano a China a nivel comercial y económico, en aspectos de cooperación y de participación en los organismos internacionales que lidera China. Eso va a seguir porque es una inercia que continúa y se profundiza», añadió. «Desarrollo, paz y autonomía van a ser los tres grandes ejes de la política internacional de Orsi», comentó también a Xinhua el politólogo Carlos Luján, profesor del Instituto de Ciencia Política de la Universidad de la República (Udelar). El concepto de desarrollo «ha sido muy fuerte en la visión del presidente electo y, por lo tanto, la inserción internacional del país va a estar al servicio del desarrollo», opinó el experto especializado en política internacional. «Estamos en un mundo muy convulsionado y con muchas amenazas. El país tiene que tener una política de una democracia plena como tenemos y de fortalecer sus instituciones y promover la paz», argumentó. Para Luján, el tercer punto implica «una autonomía fuerte de nuestra política que mire a la región, por un lado, al Sur Global en su conjunto, pero no desatienda del radar de nuestra política internacional a las grandes potencias». Luján planteó que, con el FA, Uruguay tratará de «dinamizar la integración regional, no solo en lo económico, sino también en términos de iniciativas» de «resolución de situaciones por la vía pacífica y democrática». «Uruguay es una voz con prestigio, siempre ubicándose en su peso relativo en el mundo», evaluó. «En ese sentido, vamos a tener una política pragmática», afirmó. El académico también da por hecho que durante esta legislatura habrá «continuidad» en las relaciones con China, que es una política de Estado y también en «clave regional», desde el Mercosur, donde se desarrolla un vínculo «con velocidades y ritmos variables». Según Luján, «la región no tiene que ser un corsé, sino justamente algo que nos potencie. No tendría sentido pensar en una relación solo de nosotros con China, cuando justamente lo interesante es Sudamérica en su conjunto». «No vincularnos al puerto que hizo China en Perú, u otras inversiones en infraestructura, no tendría sentido. Y eso puede ser bueno para Brasil, para nosotros y otros países», estimó. Fin