Por Lisandra Cots LA HABANA, 16 oct (Xinhua) — El Proyecto de Desarrollo Local (PDL) «Flora: Botica de la Abuela» promueve hoy día en Cuba el rescate y uso de la medicina natural tradicional desde la investigación científica. Detrás de este proyecto ubicado en una casona del siglo XIX en Punta Brava, una comunidad periférica situada en el municipio La Lisa, al oeste de La Habana, se encuentra el médico cubano Rolando Arencibia, un ferviente defensor de la medicina verde. Arencibia contó a Xinhua que, aunque el PDL nació hace seis años, durante toda su vida ha estado vinculado con la medicina natural, una tradición que le viene desde la infancia, gracias a las infusiones, tisanas y remedios caseros que preparaba su abuela ante enfermedades o malestares en la familia. «No es un proyecto que usa solamente el bienestar económico, sino que busca rescatar una tradición», aseguró Arencibia. Por eso, explicó, el objetivo principal de este proyecto es hacer ciencia y ofrecer un producto de calidad, respetando las tradiciones. Con 14 trabajadores, en su mayoría mujeres, han desarrollado un catálogo de más de 40 productos manufacturados como infusiones, cocimientos y condimentos, con procesos de secado tradicionales, aunque en estos momentos realizan pruebas en un moderno horno secador solar que recibieron de donación. Entre sus principales ofertas, que dependen de la disponibilidad de las materias primas según la época del año, están manzanilla, caléndula, aloe vera, palo de Brasil (brasilete), pasiflora, cúrcuma y laurel; el condimento bionatural que incluye orégano, albahaca, ajo, perejil, comino y cebollino y el anticatarral, con naranja, caña santa, orégano, romero o copal y salvia. «Nos abastecen productores independientes y algunas fincas certificadas para la producción de plantas medicinales», explicó a Xinhua el líder del proyecto. La Botica rescata las raíces y remedios naturales empleados en Cuba desde tiempos de antaño, que siempre fueron muy efectivos y para ello se basan en evidencias científicas que permiten aplicar ciencia, tecnología e innovación, con la ayuda de universidades de Cuba e Italia. Con el apoyo de estas casas de altos estudios realizan investigaciones agrotecnológicas periódicamente a sus productos para determinar la calidad de cada uno y los principios activos de las plantas medicinales. «Tenemos colaboración con 11 universidades cubanas, con más de 10 centros de investigación científica, con centros de investigación científicos y universidades italianas», explicó. Actualmente, sus productos están presentes en la mayoría de las farmacias de La Habana, y en establecimientos de las provincias de Artemisa, Mayabeque y Santiago de Cuba, según señaló Arencibia. «No vendemos un producto, vendemos ciencia», precisó Arencibia, quien en estos momentos trabaja en la confección del expediente para declarar a las plantas medicinales cubanas como patrimonio de la nación. El proyecto comprende además el museo de plantas medicinales «Valentino Mercati», único de su tipo en Cuba, así como laboratorios y un salón de ventas para la población. Precisamente el espacio del museo sirve de sede a varios círculos de interés, donde educan a niños, adolescentes y adultos mayores sobre la historia y uso de la medicina verde. María Antonio González, una profesora de química jubilada, es la responsable de impartir las clases de los cuatro círculos de interés que se desarrollan en la Botica. «El trabajo de concientizar es lento, pero se logran cosas, hemos logrado incidir en la comunidad», aseguró González. La profesora dijo a Xinhua que se siente útil al ser parte de un proyecto que ha ayudado a formar una cultura en torno a la medicina natural en Cuba. «No es una alternativa por un tema económico, sino porque va a resolver un gran problema a la humanidad, eso para mí es lo más importante», afirmó. Nanet Puentes, quien cursa el 9º grado en una escuela secundaria básica cercana, asiste a estos círculos de interés cada semana desde hace dos años. «Las plantas sirven para más cosas de las que imaginábamos», confesó la joven a Xinhua. Desde la Botica el doctor Arencibia se propone seguir desarrollando la medicina verde desde la innovación, pues está convencido de que «ellos son el futuro». «Hoy en el mundo un producto natural puede costar hasta tres veces más que un producto químico, porque es seguro, estable, es más inocuo y eficaz cuando se usa correctamente», concluyó. Fin